Acecha el desamparo…

Acecha el desamparo de la historia
a los temidos guerreros.

Ni las bellas armaduras
ni las terribles tizonas
alivian su tristeza.
No hay refugio
tras de las cotas de malla
ni en los altivos yelmos.

Un viento de terror vagabundea
entre los campamentos

Se engrasan las ballestas
y piafan los caballos,
entre jadeos.
Se acerca la batalla
y el fulgor de mil hogueras
resuena por los valles.

Cuando los hombres se asoman
a la soledad y el miedo…
se declaran la guerra.

Mejor que la angustia y el pavor,
el fragor y los estertores del combate

                                                Barcelona
                                                22/11/1983