Frente a vosotros (Poema XXV)

Nunca cautiva te imagino,
nunca prendida, nunca esclava.
Eres la mar asomada a una ventana,
el viento gimiendo en las laderas
azotando el horizonte;
eres la libertad que no he perdido,
engarzada con sal y dudas vanas.

Nunca te tengo, siempre te sueño
o te imagino.
Eres un latigazo del pasado,
que en ti empieza,
interminable flujo de tristeza
impenetrable muro de alegría;
eres la espina y el ungüento
y el brote tierno de las hojas
temblando por tus lágrimas desnudas.

Nunca te espero, nunca vienes,
nunca es tu nombre y tu adjetivo,
femenino consorte de mis horas
pues de nunca te hicieron los instantes
y de nunca morirás
si es que tú mueres,
engalanada de lirios y diamantes.

Tu nunca existes,
pues es tu voluntad no haber nacido;
más si existieses,
entre copos de espuma y labios entreabiertos,
nunca tendrías ni tiempo ni medida.
Nunca podré contar contigo
pues ni quieres ni logro conocerte
y destierro la idea de perderte
aunque nunca sabré si soy o eres.

 

De «Frente a Vosotros».

                                        Inédito